El sábado 18 de agosto de 2012 leíamos en el Diario Montañés que el entonces alcalde de San Vicente de la Barquera y los  propietarios de los edificios de Abaño, habían decidido, por fin, parar el deterioro de la ermita mediante una cesión de propiedad a cuatro años, a favor del Ayuntamiento, etc, etc. Sin duda era una buena noticia.

Ahora, siete años después, el antiguo Lazareto de Abaño se cae, literalmente. Nuestros políticos, una vez más, no han cumplido.

La Casa de la Orden de Lacerados Malatos de San Lázaro de Abaño es una antigua leprosería situada en el término municipal de San Vicente de la Barquera, entre las localidades de Abaño y La Acebosa, en el fondo del brazo oriental de la Ría de San Vicente. Su fundación tuvo lugar en 1232 sobre un establecimiento religioso anterior, al recibir una importante donación en tierras y bienes de todos los concejos costeros de Asturias de Santillana, sobre la base de una donación del templo, casas y tierras cedidas por Pedro Juanes y doña Yllana. Intervinieron los abades de San Vicente de Panes, de San Salvador, de San Juan de Rivadedeva y de Luey. El lazareto fue construido graciasa la bonanza económica que vivía San Vicente de la Barquera en el siglo XIII, pocos años después de la concesión de su Fuero por el rey Alfonso VIII. De este momento datan las primeras Ordenanzas.

Desde su fundación acogió a numerosos enfermos de lepra (malatos) de los concejos de la zona occidental de las Asturias de Santillana. Un mayordomo y varias beatas eran los encargados del cuidado de los enfermos. En la segunda mitad del siglo XVIII la fundación presentaba importantes evidencias de decadencia. En 1828 se produjo la disolución de la Orden y en 1845 el Ayuntamiento de San Vicente de la Barquera, propietario de las fincas y edificios, procedió a su venta para destinar los recursos obtenidos a la construcción de la primera Escuela de Instrucción Pública que funcionó en el municipio. El  destino anterior al actual estado de abandono y ruina fue el de fábrica artesanal de quesos.

Es una de las leproserías medievales mejor documentadas del norte de España.

Sus pinturas, únicas en el mundo, se están borrando porque el tejado, por fin, después de tanto abandono, está cediendo, y sus muros empapados por la lluvia se derrumban, y su evidente desamparo es aprovechado por los saqueadores de sus piedras mejor labradas.

No sirvió para nada el detallado informe realizado por Ramón Bohigas Roldán en 1998, ni el entusiasta estudio de los barcos pintados que adorna su ábside firmado por José Luís Casado Soto. Sin duda sería un verdadero homenaje a ambos investigadores revertir la situación y asegurar el futuro de este sitio.

Hoy, una vez más, los que no perdemos la fe vamos a volver a intentarlo, en este caso a través del Instituto Sautuola y con el apoyo de otros entusiastas vinculados al grupo Alceda y a la plataforma de asociaciones Acanto. Con la preceptiva autorización del Servicio de Patrimonio de la Consejería de Cultura se ha realizado un nuevo estudio sobre el estado de conservación de la ermita y el deterioro es muy grave. Alguien ha arrancado las dovelas de la puerta gótica y ha robado una ventana monolítica de piedra y la pila benditera. La espadaña de la ermita y un muro han caído y otro está a punto de hacerlo y lo más grave: sus pinturas de los barcos se está borrando porque el agua de lluvia se desliza sobre ella.

Los promotores de este proyecto vamos a entrevistarnos con el nuevo alcalde de San Vicente y esperamos contar con el apoyo del equipo rector de la Consejería de Cultura. Queremos conseguir que, esta vez sí, los muros de la ermita de Abaño se consoliden, que sus pinturas de barcos se restauren y se protejan adecuadamente, y conseguir que este patrimonio, único en el mundo, pueda ser disfrutado por nuestros hijos y debidamente conservado y puesto en valor, a los hijos de nuestros hijos.