Una referencia única del racionalismo en la arquitectura europea

Ante  el inminente  derribo   del Hotel Miramar, se hace necesaria  una urgente última reflexión.

Este derribo no entraña tan solo la desaparición de  una joya de la arquitectura europea, un aspecto ya en sí mismo decisivo, sino también, y muy fundamentalmente, el retrato de Cantabria ante el presente y el futuro.

La de una comunidad que se mira en los  países europeos más avanzados, sociedades cultas que protegen  su patrimonio cultural como parte fundamental de su identidad. 

La otra opción, la de Cantabria de pandereta, las de antxoas y sobaos, que  se queda en lo banal,  que se convierte en una excusa  para no asumir  la riqueza, la complejidad y la variedad de su patrimonio cultural, conformado con unos  valores más apegados al terruño y otros más vanguardistas.

La demolición del Hotel Mirarmar debería ser un Rubicón que Cantabría no debería  pasar, a no ser que se pretenda un harakiri cultural, de caminar en la dirección contraria de las políticas más avanzadas de Europa, y de provocar su intrascendencia como resultado de la perdida de sus valores más vanguardistas y de proyección internacional.

Ahora solo queda  que el Gobierno de Cantabria y los agentes sociales tomen la dirección correcta, no solo para esta circunstancia sino también para las que  puedan venir en un futuro inmediato.

Gorka Pérez de la Peña. Escritor e historiador de la arquitectura.