Grupo Alceda
Parece asumido en nuestra región la permanente ausencia de planificación. Desde lo municipal a lo regional, las actuaciones públicas se fraguan en decisiones personalistas amparadas por grupos políticos u órganos de representación que anteponen actuaciones aisladas a una programación a medio o largo plazo. Vivimos inmersos en una cultura de la acción inmediata y resultados a corto plazo, aquellos que tienen una clara rentabilidad electoral.
Asistimos incrédulos a decisiones trascendentes y de consecuencias irreversibles ejercidas con poca transparencia, y siempre con la disculpa de las prisas para tener que actuar de cualquier manera. Hablamos de decisiones que afectan a la ciudad, territorio, medio ambiente, paisaje, patrimonio o a la calidad de vida de las personas, que se ejercen sin información clara, sin las debidas explicaciones, y sin contar con la opinión ciudadana. Actuaciones que están sucediendo de manera flagrante y que es necesario poner en evidencia.
Se pretende implantar en la cresta de nuestros montes grandes polígonos eólicos que supondrán un tremendo impacto ambiental y paisajístico con molinos de casi 200 m de altura, además de carreteras, desmontes, tendidos eléctricos o subestaciones. Aunque nadie discute la necesidad de implantar aerogeneradores, resulta incomprensible que se esté realizando sin una planificación coherente y sin conocer su cuantía y que una vez debatido y consensuado el estudio, pasase a ser licitado por las empresas energéticas interesadas.
En otros lugares se sitúan en áreas ya antropizadas, zonas industriales o bordes de grandes infraestructuras, más próximas a los lugares de consumo. Sin embargo, se ha permitido tomar posición a las empresas eléctricas y ahora la reacción ciudadana lucha para que no se imponga de manera irracional, al mismo tiempo que las empresas intentan convencer a corporaciones y lugareños con generosas dádivas para sacar adelante sus expectativas, concedidas de forma inapropiada. Se ha puesto el carro antes de los bueyes.
Algo similar sucede en Santander con la construcción de una nueva estación de tren que ocuparía más de 50.000 metros cuadrados olvidando el estudio participativo iniciado por su concejalía. El proyecto de las Estaciones de RENFE-ADIF tiene una vertiente ferroviaria y otra, más importante, urbana, de enorme trascendencia para quienes viven en el populoso barrio Castilla-Hermida, con conexiones hacia el Oeste y que permitiría resolver las vías de entrada y salida de la ciudad que tanto atosigan al barrio, y en donde se debe tener en cuenta la participación ciudadana como se hizo para no tenerlo en cuenta. Ser financiado por el Ministerio parece disculpa suficiente para no planificar ni prever sus consecuencias irreversibles, como si la ciudad no tuviera nada que decir ni objetar. El carro antes de los bueyes.

El nuevo Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, MUPAC, un proyecto millonario que no dispone de fondos para acometerlo, pretende añadir, sin razón que lo justifique, una torre de oficinas para una consejería, comprometiendo el futuro del Museo, el verdadero objetivo a alcanzar. Vuelven a poner el carro antes de los bueyes.
El PSIR de “La Pasiega”, proyecto estrella del Gobierno de Cantabria, para el que tampoco hay financiación, pretende ocupar en Piélagos uno de los terrenos de mayor fertilidad agraria de toda la región. Primero iba a ser un puerto seco para Santander, pero resulta que estas instalaciones tienen sentido a cientos de kilómetros, en los grandes cruces geográficos de la península ibérica, y se altera su definición para convertirse en un gran centro logístico. Los últimos comentarios lo describen como un polígono industrial indefinido que funcionaría una vez construido. Sorprende la falta de estudios adecuados en decisiones de semejante calado, sin transparencia ni participación ciudadana, y destruir de manera irreversible un suelo de enorme potencial agrícola y medioambiental que podría necesitarse en el futuro para producir alimentos cerca de las poblaciones, y se nos recrimine no haber estudiado lugares alternativos para su emplazamiento. Otra vez el carro antes de los bueyes.
El extremo de este proceder irracional lo representa la próxima Ley del Suelo de Cantabria, que consigue boicotear toda planificación en el medio rural. Esta ley permitiría construir chalets y equipamientos en Suelo No Urbanizable, comprometiendo cualquier futuro desarrollo ordenado y permitiendo construir en las mieses tradicionales, que han sido las auténticas despensas de nuestros pueblos. Se pretende trasladar el peor modelo de construcción en la periferia, a nuestros pueblos.
El medio rural necesita una planificación de los recursos del territorio. Falta planificación forestal, hidrológica, energética, agro-ganadera, y falta incentivar a las empresas y garantizar la comercialización de sus productos. Haría falta que nuestros políticos viajasen y viesen lo que se hace bien en otras regiones y países.
Llevamos décadas esperando un Plan Regional de Ordenación del Territorio, PROT, imprescindible para organizar el territorio y sus recursos. Una planificación general que anteceda a cualquier Ley o actuación y prevea sus consecuencias. Sin el PROT y sin la necesaria planificación, corremos el riesgo de romper el carro y perder los bueyes.
Aurelio G-Riancho, Domingo de la Lastra, Alis Serna, Esperanza Botella, Carmen Sarasua, Carlos Arteaga, Rosa Coterillo, Manuel L-Calderón, Manuel G-Alonso, Orestes Cendrero, Ignacio G-Riancho, Carolina Echavarri, Esther Sainz-Pardo, Alberto G-Hoyos, Mina Moro, María José Trimañez, María Luisa Ruiz, Fernando Abascal, Mina Moro, Mario García-Guinea, Miguel de la Fuente, Fernando Vierna.