Navamuel es una localidad situada en el sector Noroeste de Valderredible, el municipio más grande de Cantabria, que aglutina 52 pueblos. En el Cartulario de Santillana del Mar, 1012, ya figura como “Navamuelle”, nombre de origen geográfico, “nava”, lugar llano y rico en agua, y de actividad económica, “muelle”, la extracción de muelas o ruedas de piedra para molinos, es decir “lugar llano y encharcado de las muelas”.
Su iglesia de Santa María la Mayor, conocida hoy como de la Virgen del Rosario, conserva el ábside semicircular de origen románico (fin S. XII), con la torre-campanario en el hastial Oeste, S. XVII, fecha en que se amplió con una segunda nave y una capilla con bóveda estrellada. Navamuel tuvo torre (S. XIII) del linaje de Gómez García de Navamuel, que a mediados del S. XIX se encontraba en ruinas, atestigua Pascual Madoz. Conserva ejemplos de arquitectura tradicional: tres casas con pequeños escudos y otras arruinadas con algunos canecillos románicos, la antigua escuela del pueblo, dos casetas de era y dos lavaderos. Del molino «La Laguna» aún quedan restos de una muela, no así del segundo molino, «El Vargón”. A 1 Km al Noroeste se encuentra la necrópolis rupestre de San Sadornil y a 1,5 km al sur, la de San Pelayo, despoblados de antiguos asentamientos.
Además del Ayuntamiento, Navamuel está constituido como Junta Vecinal, con las mismas atribuciones del histórico Concejo o reunión en asamblea de los vecinos, convocados mediante repique de campanas. Allí se decide sobre los aprovechamientos del territorio, certifican actos administrativos y gestionan su propia economía.
Testigos de su actividad económica agrícola-ganadera (vaca, oveja, cabra y caballo), son las amplias praderías que clarean el bosque de densos rebollares de robles y hayedos, que en la segunda mitad del XX fueron sustituidos por una intensa repoblación forestal de pino. Lo que supuso una importante pérdida medioambiental ahora es fuente de riqueza, pues en la actualidad la Junta vecinal vende la madera de pino para hacer palets.
Navamuel, con un clima continental, frío y con abundantes precipitaciones en invierno y fresco en su corto verano, sufre un vaciamiento demográfico, como todas las poblaciones rurales. Actualmente tiene 19 vecinos censados, viven 4 en invierno y pasan a 60-70 en verano.
Sin embargo, pese a su escasa población la Junta vecinal se ha ocupado de que Navamuel cuente con fibra óptica, máquina quitanieves y cuanto materialmente se requiera para poder vivir allí. También se ha ocupado de defender sus símbolos de identidad y de no perder las tradiciones, y ha encargado nuevas campanas para su Iglesia. “De alguna forma las campanas son el último vínculo que tiene la gente al marcharse de los pueblos” dice el campanero Abel Portilla que ha fundido dos campanas: la campana Virgen del Rosario, en honor a la patrona de Navamuel, (227 Kg en la nota Do), financiada por la Junta Vecinal, y la Santa Bárbara, patrona de los mineros, (130 Kg en nota Mi), sufragada por un vecino de la familia Gutiérrez García en honor a su antepasado que ejerció dicha profesión.
Las campanas nuevas, de estilo esquilón con yugos de madera para poder voltearlas, se han colocado en el Sur de la torre dominando desde sus 1.100 m. de altitud los campos de labor: “los días de Sur se pueden escuchar desde Los Carabeos y los de calma podría llegar a 20-30 Km”. Las antiguas se han cambiado al Oeste, “para alegrar los momentos de las celebraciones, las fiestas del pueblo y poder honrar a los difuntos”. Así se expresa Antonio Sáiz Varona, secretario de la Junta Vecinal.
El toque manual de campanas es el sonido de un lenguaje de milenario, el medio de comunicación comunitario que ha regulado la vida cotidiana, laboral, festiva y ritual del territorio español, con su amplio catálogo de formas y técnicas. Su imbricación, indisociable de la cultura rural tradicional, justifica que la UNESCO haya incluido el toque manual de campanas en su

Lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (Noviembre 2022). Esta puesta en valor pretende asegurar la pervivencia de los treinta diferentes toques que perviven en España como sistema de comunicación.
A ello ha colaborado también Navamuel, que tiene asegurada su presencia en el territorio, su símbolo de poder, su medio de comunicación comunitario y la ligazón de los vecinos emigrados con sus orígenes. Se contribuye así a la conservación del Patrimonio Cultural y a la pervivencia de un oficio artesano ancestral como el que ejerce nuestro campanero Abel Portilla, a quien el Grupo Alceda reconoció en 2019 por su trayectoria, por el mantenimiento del antiguo oficio y por la excelencia en su trabajo. Apreciamos y felicitamos a la Junta Vecinal de Navamuel que, en su afán por mantener sus señas de identidad, consigue que el pueblo continue con vida y con la cabeza bien alta. Que cunda el ejemplo.
Esperanza Botella Pombo, José María Cubría, Orestes Cendreros, Aurelio González de Riancho, Domingo de la Lastra, Manuel García Alonso, María García-Guinea, Alberto Gutiérrez Hoyos, Ana de la Lastra, Clemente Lomba, Manuel López Calderón, Angelines Basagoiti, Juantxu Bazán, Miguel de la Fuente Porres, Ignacio González de Riancho, Ana Martínez Fernández, Rosa Coterillo, Mina Moro, Claudio Planás, Ignacio Rosales, Esther Sainz Pardo, Paloma Sánchez, Carmen Sarasua , Ana Trimallez, Ma José Trimallez, Luis Villegas, Juan Josi López-Ibor, Carolina Echevarri, Joaquín Mantilla, Montse Martín-Sáez, María Luisa Ruiz, Digna Fernández.