Plataforma ciudadana “Salvar la Magdalena”

Ante la polémica suscitada entre la Demarcación de Costas en Cantabria, responsable de la gestión de los arenales de la región, con el Ayuntamiento de Santander, para acometer la reposición de arenas en las playas de la ciudad, los miembros de la Plataforma ciudadana “Salvad la Magdalena” quieren dejar constancia de que, a su criterio, la recolocación estacional de las arenas dentro de los límites del arenal es la fórmula más eficaz, económica y menos dañina para el equilibrio medioambiental y la calidad paisajística de tan preciados enclaves.

La manifiesta falta de diálogo entre instituciones, la disputa sobre la fórmula de tramitar dichas actuaciones, la tardanza en su puesta en marcha y la total falta de coordinación, pone en evidencia una total carencia de planificación y de criterios para la conservación y mantenimiento de los arenales bajo las premisas de su salvaguarda ecológica y conservación paisajística.

La Plataforma “Salvar la Magdalena” ha mantenido desde su creación la necesidad de crear órganos de gestión general del estuario, con el fin de coordinar las actividades que coexisten en todo el ecosistema gestionar y planificar las acciones a lo largo del tiempo, con el asesoramiento científico adecuado y con la participación de colectivos ciudadanos, para defender su salud medioambiental y valores paisajísticos. Para este fin se propone la creación de una “MESA DE GESTIÓN, PARA LA CONSERVACIÓN Y SALVAGUARDA ECOLÓGICA DE LA BAHÍA DE SANTANDER Y SU ENTORNO”, de carácter multidisciplinar, con la participación de instituciones, científicos y grupos ciudadanos, y donde estén representados las instituciones y ayuntamientos interesados y bajo el auspicio de la Demarcación de Costas.

Tal y como se ha defendido desde que en 2018 se iniciaron las protestas en contra de la construcción del brutal espigón en la Magdalena, el mantenimiento de las playas se debería continuar con la misma técnica utilizada durante décadas de manera satisfactoria, consistente en el movimiento superficial de arenas dentro del mismo arenal para equilibrar la arena que la mar desplaza durante los temporales de invierno, con el fin de facilitar su uso ciudadano durante la temporada de baños.

Los movimientos de arena han de realizarse dentro de los límites del propio arenal, retirándose donde hubiera una excesiva acumulación para trasladarlo allá donde sea imprescindible, en favor de la seguridad y el mínimo perjuicio a los usuarios. En cualquier caso, han de limitarse a lo estrictamente indispensable y bajo riguroso asesoramiento científico, que vele por la mínima afección al ecosistema del arenal.

La instalación del espigón de escolleras en La Magdalena ha demostrado su total ineficacia y la pérdida de arena ha sido notoria, aflorando muelles enterrados durante décadas que muestran cual era el nivel original de la playa. Queda así en evidencia que la reposición estacional de la arena es la fórmula más eficaz, económica y menos dañina para el equilibrio medioambiental y la calidad paisajística de la ensenada, y la que mejor permite su sostenibilidad y mantenimiento a lo largo de los años. Ello aliviaría la precaria situación actual de la playa, hasta la próxima retirada del aberrante y dañino espigón.

Al mismo tiempo, la paralización de los trabajos se ha realizado sin retirar los acopios, y montañas de rocas y gravas se acumulan en la entrada a la playa de Los Peligros con rocas tiradas de cualquier forma en medio de la palaya, sin que nadie exija su inmediata retirada, muestra evidente del abandono y desidia de una situación que sufren los ciudadanos y que además de ofrecer una imagen degradada y desagradable, dificulta el acceso de las personas a los arenales, y puede crear situaciones peligrosas y ser causa de accidentes.

En el resto de las playas de la ciudad, fundamentalmente en la Segunda del Sardinero, la pérdida de arena es notoria y la falta de mantenimiento compromete la seguridad de sus accesos. Gran parte de la situación actual surgió a partir de la construcción del nuevo muro del paseo que cierra la playa por el Norte, que provoca que las olas excaven la playa, lo cual da constancia de que las obras realizadas en su día no tuvieron en consideración la convivencia con las dinámicas naturales de las olas y los arenales, y como consecuencia surgen los efectos contraproducentes que hoy se sufren. Es preciso realizar un estudio científico para contener la erosión del extremo del arenal con la menor afección medioambiental y el mínimo impacto paisajístico.

La calidad medioambiental y paisajística que disfruta Santander implica la responsabilidad de su conservación, para defensa de nuestra calidad de vida, pero también porque hemos de velar para que las generaciones futuras tengan el mismo derecho que nosotros a disfrutar del privilegiado entorno natural que sostiene la ciudad y que otras ciudades envidian. Hemos de encontrar nuevas formas de convivir con la naturaleza sin que tenga que ser una lucha entre contrarios, donde siempre se han de imponer nuestros intereses a los suyos, lo cual solo da lugar a grandes errores, muy dolorosos en sus consecuencias y muy caros de rectificar.

 

Miembros de la plataforma “Salvar la Magdalena”: Domingo de la Lastra, Manuel Zúñiga, Aurelio G-Riancho, Carlos García, Arturo Lastra, Angel Chamizo, Eduardo Manzanares, Adán Musi, Alberto Domínguez, Javier Gómez-Acebo.