Aurelio González-Riancho Colongues
Delegación de Hispania Nostra en Cantabria
Nada de esto se podría haber escrito sin el trabajo de MarIa Ealo de Sa, para ella nuestro homenaje.
Este año 2020 se cumplirán 550 años del nacimiento de un personaje nacido en Cantabria que ha dejado una huella profunda en la Historia del Mundo, en lo que se refiere a Patrimonio Cultural siendo a pesar de ello un gran desconocido.
Juan de castillo o João do Castilho, como es llamado por nuestros vecinos lusitanos, el único arquitecto, capaz de tener 5 de sus obras conceptuadas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, ese genial artista venerado en la hermana Portugal en donde desarrolló la mayor parte de su trabajo, había nacido en Castillo Sietevillas del municipio de Arnuero de la merindad de Trasmiera, que es tierra de canteros. Lo demostró y publicó en el año 2009 la investigadora María Ealo de Sa.
Nace muy próximo al año 1470, cuarto de los hijos del cantero Diego de Castillo y de Mencía de Miera que fallece al nacer este, por lo que cuando su padre Diego marcha a Portugal es criado por su tía Isabel de Castillo en el valle de Ruesga. Diego tendrá con María de Zorrilla, del valle de Soba, otro hijo bautizado como Diego, también arquitecto con el que Juan compartirá biografía y diferentes proyectos en Portugal.
Hacia 1485 con 15 años la tradición familiar le lleva a trabajar como cantero en la iglesia de San Pedro en Castillo y en otras iglesias de Cantabria, autodidacta inicia un proceso de formación viajando a Burgos para conocer la escuela de Juan y Simón de Colonia y la toledana de Juan Guas y trabaja en Valencia como cantero en la Lonja a las órdenes de Guas y en Santiago de Compostela en la construcción del Hospital de los Reyes Católicos, actual Parador Nacional y en el monasterio de Oseira en Orense, también viaja a Inglaterra y a Italia donde conoce en su esplendor el Renacimiento y después le vemos en Sevilla para trabajar en la catedral y adquirir el estatuto de maestro de obras. Y es en esa época cuando le reclaman desde Portugal para la construcción de la Capilla Mayor de la catedral de Braga.
Es la oportunidad que buscaba y en 1505 con su medio hermano Diego llega a Braga y para 1909 da por terminado su trabajo en la capilla mayor y la galería de entrada. Se gana la estima de los monarcas portugueses y le veremos después en la catedral de Viseu y en adelante ya como maestro mayor o arquitecto. Su actividad podríamos calificarla de impresionante y no parará ya de trabajar firmando muchos y diferentes proyectos en ocasiones simultáneos de los que nos ceñiremos únicamente a cinco edificios proclamados por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, es decir a cinco obras maestras, cualquiera de ellas consagraría a cualquier arquitecto.
En 1515 viaja a Tomar invitado por el rey Manuel I “el afortunado”, nieto de los Reyes Católicos, para dirigir las obras del Convento de la Orden de Cristo, herederos de la dignidad templaria. Proyecta la famosa puerta manuelina de la Iglesia y la ventana rosácea que comparte fachada con la icónica de Diego de Arruda, fachada que no deja indiferente al visitante. Permanecerá en Tomar intermitentemente dirigiendo las inacabables obras hasta su muerte en 1553 y en reconocimiento a su gran trabajo se le nombra Caballero de la Orden de Cristo.
En 1516 el Rey le encomienda reconducir la obra de los Jerónimos en Lisboa, obra magna de Portugal en una época en que con España eran dueños del mundo y de los mares, la época de las Exploraciones, volvía Vasco de Gama de la India y el Mundo debiera recordarlo para siempre por lo que se llama al primero de los arquitectos del momento. Castillo lo proyecta en estilo manuelino y consigue una de las maravillas arquitectónicas del mundo. Es su gran obra y un verdadero regalo para la historia de la arquitectura.
Al mismo tiempo, en 1519 trabaja en el Monasterio de Alcobaça, donde descansan Pedro I e Inés de Castro, los amantes trágicos dignos de la mejor película y allí trazó la nueva sacristía, la biblioteca, la sillería del coro, el corregimiento de la iglesia.
En 1528 es requerido para trabajar en las obras del Monasterio de Batalha, mandado edificar en 1386 por Juan I de Portugal para conmemorar la victoria contra los castellanos en la dolorosa batalla de Aljubarrota. Castillo inicia las que luego se llamaran “Capillas Imperfectas” interrumpidas cuando el Manuel I decidió dedicar todos sus esfuerzos en la construcción del Monasterio de los Jerónimos en Lisboa.
También trabajó en Mazagão o Mazagán actual ciudad marroquí de El-Yadida a 90 km al sudoeste de Casablanca, en la ruta del Cabo hacia las especias para apoyo de los navegantes. En 1541, la fortificación fundada en 1513 necesito mejorarse y para ello fueron demolidas las estructuras defensivas existentes, siendo sustituidas por las proyectadas por Juan de Castillo.
Su portentosa capacidad le permitió dirigir simultáneamente estas y otras diferentes obras en un Portugal grandioso en donde se tiene a Castillo como uno de los más grandes arquitectos de su historia. Forjador del estilo manuelino, arte nacido bajo el reinado de Manuel I, variación portuguesa del gótico final, marcado por una sistematización de motivos iconográficos propios y de gran riqueza imaginativa que se concentra principalmente en determinados elementos constructivos como ventanas, portaladas, arcos, techos, bóvedas, pilares y columnas.
Su genialidad oscureció a su hermano Diego o Diogo para los portugueses, con una biografía compartida, en ocasiones, con su hermano y que figura en el selecto listado de los arquitectos que legaron, para el deleite de los siglos, una obra como la iglesia de la Santa Cruz de Coímbra, considerada Patrimonio de la Humanidad.
En este próximo año 2020, se han proyectado diferentes actos en su pueblo de nacimiento con el apoyo de instituciones portuguesas y también locales y nacionales. Probablemente Juan de Castillo o João de Castilho el arquitecto del mundo debe ser recordado y reconocido como uno de los grandes personajes universales nacidos por estas latitudes.
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