Publicado en el Diario Montañés en abril de 2017.

Probablemente reflejen estas líneas cierta tristeza y mucha decepción, no esperábamos que los responsable de proteger el Patrimonio, actúen como si estuvieran en el otro bando. En el de los que lo destruyen.

La pérdida patrimonial que ha sufrido nuestra Comunidad en los últimos años es significativa y se ha debido a diferentes factores; el paso del tiempo y los años, las guerras, los desastres naturales, ciertos factores sociales como los movimientos migratorios también provocaron abandonos y decadencias y también la especulación, la ignorancia y la desidia, todas ellos socavaron nuestra memoria y nuestra historia.

Pero nuestra sociedad, cada vez más sensible, se organizó para luchar contra estos reveses patrimoniales y se eligieron democráticamente a unos representantes encargados de la gestión y de su protección. En nuestra Comunidad se creó una Consejería de Cultura que se encargaría de que ese legado heredado de nuestros antepasados se conservase, gestionase y mejorase. Nuestros hijos podrían disfrutarlo y conocer sus raíces.

Sentimos una cierta decepción, porque a esos que les confiamos el cuidado y el mantenimiento, los que debieran velar para que se legase a los que vendrán, justifican con argumentos políticos o económicos que se siga destruyendo.

#Santoña no se merece una amputación de su historia, esa villa marinera acariciada por las olas y el salitre, que al pie del monte Buciero labró su identidad en sus astilleros, en sus fuertes defensivos, en su industria naval y conservera, en su riqueza patrimonial, arquitectónica y medioambiental y en los hechos de sus hijos.

Juan de la Cosa el marino, explorador y cartógrafo que dibujó el primer mapa del mundo, Felipe González Ahedo, su heredero cultural, el olvidado marino que en el S. XVIII cartografió por primera vez la isla de Pascua, Ramón Ortiz Otañez, marino también con ilustre biografía o el indiano Juan Manuel de Manzanedo, que construyó un colegio para su pueblo sabiendo que el futuro depende del conocimiento, y tantos otros conocidos o anónimos que escribieron la historia del lugar.

Los mimbres de su patrimonio arquitectónico lo conforman la vieja Iglesia de Santa María del Puerto del siglo XIII, los astilleros, sus fuertes defensivos que fueron configurando su costa, las naves conserveras en penosa decadencia, el instituto y el palacio del Marqués de Manzanedo-que venció a la amenaza del ladrillo-, y es ayuntamiento, sus muchas casas, blasonadas algunas, distinguidas o humildes de pescadores otras. Pues bien, entre los edificios más relevantes se encuentra la casa de Maeda o de Chiloeches, primero residencia señorial y posteriormente hospital militar napoleónico- solo quedan 4 en España-. Los expertos lo enmarcan en el valioso grupo de palacios montañeses representativos del barroco del S XVIII, como Elsedo en Pámanes, Villapuente en Astillero o la Rañada en Liérganes.

Maeda encargaría el diseño de su casa al arquitecto asturiano Francisco Menéndez Camina, que lo traza y construye entre 1690 y 1700. Ya había levantado en Avilés el palacio del marqués de Camposagrado (1693) que hoy alberga,-tomen nota- la Escuela Superior de Arte del Principado de Asturias, dependiente de la Consejería de Educación y Ciencia y años después el palacio de Pumarino. El ornato propio de este barroco ofuscaste en las superficies murales, llega a #Cantabria a través de Asturias.

#Chiloeches, uno de los edificios señoriales más antiguos del pueblo tiene tres alturas, sobria la más baja y las dos superiores flanqueadas por balcones corridos de hierro y sillería almohadillada. En la fachada principal vemos dos grandes escudos y otros dos en un lateral, continuándose el contrario con un ala en forma de “L” que muestra la evolución del edificio y le confiere singularidad (así aparece en un mapa de Santoña elaborado por el ejército francés en diciembre de 1813).

El palacio, de propiedad privada, fue declarado Monumento Histórico Artístico Nacional y #BIC en 1972. Poco después, el #PGOU santoñés le otorgó el nivel de protección integral. Sin embargo el 22 de enero de 2014 el Ayuntamiento firmó con los propietarios un convenio urbanístico para una restauración del palacio que incluiría el derribo del ala lateral para construir viviendas de 5 alturas y para ello modificó el PGOU y la #CROTU dio su aprobación. Sin embargo muchos santoñeses, cántabros y asociaciones defensoras del Patrimonio como Hispania Nostra, ACANTO, Grupo Alceda y otras se oponen al derribo. El Centro De Estudios Montañeses y el Colegio de Licenciados en Filosofía y Letras con su sección de #Arqueología también manifiestan un espíritu conservador. La Consejería de Cultura, Turismo y Deporte tiene la última palabra.

El Palacio de Chiloeches, tal como es, irregular y bello no debe bajo ningún concepto mutilarse, perdería su esencia y su singularidad. La burocracia legal puede interpretarse de muchas y diferentes maneras, la conservación del patrimonio debe ser capaz de estar por encima de ellas, es un derecho y también una obligación. El artículo 46 de la Constitución Española obliga a los poderes públicos a conservar el Patrimonio Histórico, cualquiera que sea su régimen jurídico, es decir, sea o no sea B.I.C. y cualquiera que sea su titularidad. La cuestión es muy sencilla destruir o conservar y la responsabilidad es de todos aunque para unos es mayor que para otros. El futuro nos juzgará.