No debiéramos escribir aún estas líneas de homenaje, no debiera ser el momento, tu despedida, por imprevista, resulta especialmente dolorosa. Apenas nos has dejado y todavía revolotean en nuestras cabezas las cosas y pensares que nos unían, como la última tribuna sobre el hallazgo arqueológico en Suances que consensuábamos entre todos. Quedan en el aire ¡tantos proyectos!.

             Permanece más viva que nunca en nuestras retinas tu imagen subido a tu sempiterna bicicleta con los pantalones recogidos en una pinza para evitar los pedales, y tu tan característica boina. Recordamos aquel día de crudo invierno en que visitábamos el castro del Cincho en las cercanías de Santillana y apareciste en lo alto con tu velocípedo para estar con nosotros.

           Ramón Bohigas Roldán, licenciado y doctor en Filosofía y Letras, de la sección de Historia por la Universidad de Valladolid, ha desarrollado una brillante trayectoria profesional como Catedrático de Instituto, primero en Asturias y actualmente impartía clase en el IES Valle del Saja, en Cabezón de la Sal, en donde contagiaba a sus alumnos su pasión por la Historia y el Patrimonio. Su enseñanza no acababa en el aula y se continuaba en el territorio para visitar las propias excavaciones donde participaba, y hacerles partícipe de los tesoros que tenían la oportunidad de conocer, una impronta de amor al patrimonio que a partir de entonces les acompañarían. Son muchos los chavales que con su magisterio adquirieron el aprecio por su propia historia, editaba sus trabajos implicándoles más allá de las propias clases, y nos consta que muchos siguieron los pasos de su profesor en su vocación profesional. El profesor Ramón Bohigas fue un ejemplo en la forma de implicar a los alumnos, y sus enseñanzas han prestigiado la labor docente en la enseñanza secundaria, tan necesitada de apoyo y del reconocimiento social y académico que verdaderamente merece por la valía de muchos profesionales y por su trascendencia en una etapa tan decisiva para la formación de las personas.

        A Ramón le resultaba inevitable expresarse con sinceridad e independencia, siempre  desde el conocimiento, pues para él conocer significa ser consciente del valor de las cosas, y ello conlleva una responsabilidad de velar por ellas. Su implicación y compromiso con todo aquello que emprendía iba más allá de sus obligaciones, pues la mayor de ellas era velar por su propia conciencia. Siempre expresaba lo que creía sin ambigüedades, sin miedo y con argumentos, aunque en ocasiones pudiera parecer rudo pues no entendía ciertos convencionalismos, pero sus convicciones, su sabiduría y rigor delimitaban la talla intelectual de su discurso. Su capacidad de compromiso no le permitía quedarse en las intenciones, lo que le llevaba muchas veces a trabajar en excavaciones o restauraciones de bienes patrimoniales con presupuestos muy modestos e incluso de forma altruista, así le vimos recientemente en la ermita de Santa Leocadia en Toranzo, la de San Pedro de Caviedes o San Julián en Liendo. Ese mismo compromiso le llevaba a participar en debates y mesas redondas, con independencia y demandando a los responsables las responsabilidades que les correspondiera, sin juicios políticos y siempre a favor del bien común y con la generosidad por delante. De verbo fácil, decía lo que tenía que decir, aún recordamos su memorable intervención en defensa del MUPAC,  en una de las mesas redondas organizadas por el Grupo Alceda en el Ateneo de Santander, donde fue nuestro interlocutor, pues siempre estuvo dispuesto a manifestarse, como intelectual y como ciudadano, en defensa de nuestro Patrimonio.

              Ramón Bohigas fue un adelantado de la arqueología medieval en Cantabria, desde el ámbito más académico su tesina sobre la Edad del Hierro sigue siendo un referente, y desde el ámbito social como enseñante, divulgador y ciudadano comprometido. Su influencia en los medievalistas de la región central del Cantábrico ha sido patente, no solo por sus trabajos de investigación con renovados estados de la cuestión, sino por sus recurrentes visiones sintéticas y su visión global interregional. Sus publicaciones son numerosas y de reconocida autoridad, que han incorporado las corrientes más novedosas de la arqueología, que se forjaron a inicios de los años 80 del pasado siglo, que rompían con una dinámica exclusivamente académica, que incorporaba la búsqueda del conocimiento del pasado a través de los vestigios y depósitos materiales.  

              Desarrolló cuantiosos proyectos de recuperación de iglesias, ermitas o despoblados, muchas veces con apoyos minúsculos de la administración, con el único armazón de su enorme vocación, el trabajo cotidiano y la complicidad de sus alumnos y de cuantos admirábamos su pensamiento y obras. Decía que los trabajos arqueológicos tienen como verdadero destino final a la propia sociedad, y que explorar el territorio, identificar las actuaciones en el tiempo, excavar, restaurar, consolidar las ruinas, e investigar, son formas de construir la memoria común para aportar valor y consciencia a la vida de las personas. Conocer y comprender nuestro pasado es el único camino para discernir un mejor futuro. La historia nos ofrece la responsabilidad de tener que estar a la altura de la historia, y el fértil legado patrimonial de nuestra región es una gran herramienta de desarrollo y progreso social, si sabemos valorarlo y conservarlo como se merece. Así era Ramón Bohigas Roldán.

           Muchos son los ámbitos en los que participabas donde vamos a echarte de menos, desde el Instituto Sautuola que presidias, al colectivo de espeleólogos y de arqueólogos al que tanto aportabas, o tus compañeros del Grupo Alceda al que tanto contribuías y no solo con tu saber, sino también con tu ejemplo y compromiso personal hacia este mundo patrimonial que sufre tanta incomprensión y al que tú tanto amabas.

Ramón, Sit tibi terra levis

Manuel García Alonso, Javier Marcos, Lino Mantecón, Alfonso Moure, María García-Guinea, Jesús Ruiz, Aurelio G-Riancho, Fernando Abascal, Domingo de la Lastra, Orestes Cendrero, Lourdes Ortega, Esperanza Botella, Celestina Losada, Eva G. Fernández, José María Cubría, Digna M. Fernández, María J, G-Acebo, Esther Sainz-Pardo, Ramón Maruri, Juan Calzada, Javier Ceruti, Montse Martin-Saiz, Enrique Gutiérrez, Juantxu Bazán, Claudio Planás, Fernando Vierna, Rosa Coterillo, Ana Rubio, Miguel de la Fuente, Eloy Velázquez, Eduardo Manzanares, Isabel Ordieres, Ana de la Lastra, Fernando Mantilla, Javier R-Carvajal, Marina Bolado, Carmen Alonso, Karen Mazarrasa y Luis Villegas, Angela de Mer, Manuel Zúñiga, Angel Chamizo.