Grupo Alceda
Santander perdió una parte muy importante de su identidad y carácter en aquel incendio de 1941 que arrasó su centro histórico construido anteriormente al siglo XVIII.
Hoy su patrimonio y singularidad, está sustentado fundamentalmente en sus valores ambientales y paisajísticos, vinculado a sus entornos “naturales”. De la ciudad moderna, lamentablemente, poco que decir y valorar. Nos queda el ensanche del XIX, con el Paseo de Pereda como elemento más destacable, y el conjunto de Reina Victoria/Sardinero con el palacio de la Magdalena y su península, declarados Monumentos Histórico-Artísticos. Todos ellos vinculado a su singular bahía, reconocida como una de las más hermosas del mundo.
Pocos cuestionarán que en la ensenada de la Magdalena se encuentra una de las playas urbanas de más calidad de España. Con un paisaje asombroso, donde bellas edificaciones como el Hotel Real, la casa Promontorio o el palacio de la Magdalena contrastan con un paraje natural relevante y complejo, en donde se encuentran y dialogan las aguas de la bahía, la cambiante luz del sur, sus arenas doradas, la vegetación natural de las faldas de Reina Victoria y de la península de la Magdalena, y como telón de fondo, las agreste montañas de la Cordillera Cantábrica.
Ahora, sobre este singular espacio, con la justificación de la perdida de las arenas de las playas, se están realizando unas actuaciones impactantes y desproporcionadas. Dos escolleras de 200 ms., cada una, lo transformarán en un espacio más artificial y más vulgar, con unas actuaciones asimilables a los cientos de ejemplos que jalonan nuestra costa mediterránea, a partir de creaciones de playas artificiales aparecidas en las épocas del boom inmobiliario.
Hay que decir que el impacto que crean las escolleras, hoy solo iniciadas, es enorme e inadecuado para el espacio en que se construye. Basta con bajar a la playa y pasear por ella, para darse cuenta de su magnitud y efecto; literalmente secciona la ensenada y la playa de la Magdalena en dos y la desafortunada escollera se erige en centro y protagonista del espacio y del paisaje, al que degrada y desnaturaliza. Convierte a las playas de la Magdalena en vulgares y artificiales “playas encajonadas” con un limitado horizonte visual de cemento y piedra.
La pérdida de arena de la ensenada de la Magdalena es debida fundamentalmente a dos factores; la acumulación de arenas en la zona del mareógrafo, al este de Bikini y el crecimiento constante del Puntal, 12 metros al año. Hasta ahora esto se solucionaba mediante trasvase anuales de las arenas, desde la Fenómeno a la Magdalena, con un coste, a cargo de Costas, que nuestros representantes cuantifican entre 50.000 y 80.000 euros.
Desde nuestra opinión ciudadana, sustentada en el criterio y la opinión de los técnicos a los que oímos en un magnifico debate en el Colegio de Arquitectos el día 9 de este mes, debate en el que echamos en falta la asistencia de políticos y técnicos responsables del proyecto, compartimos que hay varias soluciones, menos agresivas y más adecuadas a la planteada, que deberían ser tenidas en cuenta. Dragar en el mareógrafo, controlar el puntal, espigones de menor tamaño y semihundidos…etc. Y entre ellas, una de las acciones contempladas por los especialistas asistentes, catedráticos y profesores de universidad, expertos de reconocido prestigio en temas hidráulicos y dinámica litoral, es mantener el régimen de reposiciones de arena. Como se viene realizando de forma normal en las distintas playas urbanas del mundo.
¿Es caro e inasumible gastarse todos los años 50.000 o 80.000 euros en el mantenimiento de nuestra playa?; al menos, hasta encontrar una medida de actuación adecuada. Pues no lo parece, a tenor de los gastos públicos a los que estamos habituados. Así, el presupuesto de mantenimiento de los parques y jardines de la ciudad de Santander, es de 9.100.000 de euros año y que se sepa, ninguno tiene la relevancia y representatividad de esta playa. Incluso, el polémico metro-tus, que ha costado más de 7.000.000 de euros, daría para mantenimiento de las playas durante 100 años.
La Concha de San Sebastián, también se descarna y aparece llena de cascotes, en la zona de Ondarreta, lo que obliga a reponer la arena todos los años. No cabe pensar, que para solucionar su problema, los donostiarras vayan a permitir que Costas les construya una escollera de 200 metros en medio de su playa y de su querida bahía. Nosotros, al parecer, sí.
No es necesario estudiar en profundidad el informe de impacto ambiental del proyecto, ni escudarse en la tendenciosa encuesta presentada a los ciudadanos, para afirmar que los responsables de este proceso se han equivocado al plantear esta solución de escollera, en un lugar tan valioso y frágil. A tenor de lo visto en el proyecto, no se han valorado ni reflejado adecuadamente los efectos y los impactos que realmente se están produciendo.
Tampoco creemos que, se haya realizado una información pública correcta, de lo que se pretendía hacer. Simplemente habiendo realizado unas infografías desde la misma playa, recreando lo que hoy estamos presenciando, hubiera bastado. La gente entiende las cosas cuando se les explica adecuadamente.
Todavía estamos a tiempo de rectificar. Retirar lo construido, una cuarta parte del total de las obras, hoy, básicamente supone quitar de la playa piedras sueltas y tierras. No sería una acción costosa.
Por todo ello entendemos, y solicitamos, que se debe tomar un tiempo para reflexionar y mientras suspender cautelarmente las obras. En su caso, y si así se decidiera, desmantelar la escollera construida y seguir con el régimen de trasvase de arenas, mientras se van estableciendo y consensuando otras propuestas. Soluciones más blandas, más sostenibles, y más compatibles con los excepcionales valores patrimoniales, medioambientales y paisajísticos, que el lugar y la ciudad de Santander se merece.
Eduardo Manzanares, Aurelio G-Riancho, Domingo Lastra, Miguel de la Fuente, Maricel Losada, Javier Ceruti, Juan Carlos Zubieta, Esperanza Botella, Javier Marcos, Fernando Mantilla, Mercedes Fernández, Rosa Coterillo, Manuel L-Calderón, Fernando Vierna, María José G Acebo, María García-Guinea, Clemente Lomba, Angel Chamizo, Joaquín Mantilla, Luis Villegas, Orestes Cendrero, Lino Mantecón, Karen Mazarrasa, Juantxu Bazan, Juan Calzada, Manuel Zúñiga, Javier R Carvajal.
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