Sería más apropiado nombrarle como “Puente del Camino Real”.
LUIS VILLEGAS CABREDO
El puente de Reinosa sobre el río Ebro fue puesto en servicio hacia 1750, durante el reinado de Fernando VI, era una de las estructuras pétreas que formaban parte del tramo de Santander a Reinosa del Camino Real a Burgos, que había sido aprobado por una Real Orden de 1748 del citado monarca, a iniciativa del Marqués de la Ensenada que era Secretario de Estado.
Este camino carretero se trató de una obra viaria emblemática de la monarquía borbónica que se llevó a cabo entre 1749 y 1753, al nivel de las vías de mayor calidad que se estaban construyendo en Europa. El proyecto y la dirección técnica del camino corrió a cargo del ingeniero militar flamenco Sebastián Rodolphe y su ejecución recayó en Marcos de Vierna, un reputado contratista de obras y maestro cantero trasmerano, que intervino posteriormente en la construcción de puentes y otros caminos reales, y alcanzó el cargo de Director de Puentes y Caminos del Reino.
El camino real pasaba por la calle mayor de Reinosa y en el límite de esta población se ubicaba este puente, del cual escribe Vierna en 1754: “… A la salida de ella, se encuentra con el río Ebro, sobre el que se ha construido un puente de cuatro arcos… y tiene un ancho de cuatro toesas (6,72 metros) … es todo de piedra labrada, muy blanca, y firme…”.
El auge que trajo el camino real y la construcción de este puente a Reinosa, supuso una expansión de la Villa hacia la margen derecha del Ebro donde surgió una nueva calle con buenas casas, entre ellas el palacio de “La Casona” o “Casa de la Niña de Oro” de 1778 (sus fachadas son Bien de Interés Cultural desde 1982),
a lo largo del camino; esto condujo, a finales de los años 80 del siglo XVIII, a la necesidad de ensanchar este puente, al tiempo que se cegó uno de sus arcos.
En la actualidad, esta estructura sólo consta de tres vanos y observando el intradós de sus bóvedas, donde son patentes los recrecidos hechos, y viendo que en su fachada de aguas arriba casi han desaparecido los tajamares originales de sus pilas, de los cuales sólo se aprecian al exterior sus zonas angulares más sobresalientes, podemos certificar la ampliación comentada. Asimismo, puede percibirse que la calidad de la fábrica añadida, a los dos lados del puente primigenio, no es, en general, satisfactoria; en efecto, tanto los materiales utilizados, como la ejecución de los trabajos de cantería, distan mucho de las obras realizadas en los puentes originales del camino real. Dos bellos ejemplos de éstos, que se conservan como fueron hechos, pueden contemplarse en Santa Olalla y en Las Fraguas, donde la calidad de su sillería pétrea y el cuidadoso detalle de su ejecución son dignos de admiración y merecen una visita.
Ampliación, aguas arriba, del puente del Camino Real sobre el río Ebro en Reinosa: los primigenios tajamares han sido absorbidos por el ensanchamiento (LVC).
Además, en el puente ampliado de Reinosa los nuevos contrafuertes- espolones, en su alzado de aguas abajo, tienen una altura que no llega a la rasante de la obra, con lo que no se crean apartaderos que aumentan su superficie horizontal; como ocurre en los dos puentes citados del valle de Iguña.
Por el valor cultural de este puente que nos ocupa, fue declarado Bien Inventariado de Cantabria en 2010 y en el BOC (30.08.2010) que describe este BIN se recoge: “… Es durante el reinado de Carlos III (1759-1788) que se construye el puente sobre el río Ebro, en el centro de Reinosa, soportando el paso del antiguo trazado del Camino Real, más tarde carretera nacional 611.
Sin duda, puede considerarse como una de las construcciones más importantes para la ciudad ya que articula las comunicaciones entre los dos sectores en que se divide ésta por el río. Se trata de un puente de tipo bóveda, de fábrica de sillería, cuya longitud total es de 26,40 m. La anchura de tablero se aproxima a los 9,30 m. y presenta tres vanos con una luz que oscila entre los 4,65 y los 5 m. Sus bóvedas rebajadas, ligeramente oblicuas, fueron realizadas en sillería muy irregular sobre estribos y pilas del mismo material”.
Ensanchamiento, aguas abajo, del puente del Camino Real sobre el río Ebro en Reinosa: los nuevos contrafuertes-espolones no forman apartaderos en la calzada (LVC).
La descripción que hace el BOC de este puente tiene el error de situar su construcción en tiempos de Carlos III, dado que su estructura portante básica se terminó en el reinado de Fernando VI; por otro lado, el ancho que ofrece y la calidad de la obra de fábrica que relata es de la ampliación del puente original. Efectivamente, la cantería de la ampliación es “sillería muy irregular”, nada que ver con la magnífica labra que tenías las dovelas y otras piezas de los puentes originales del camino carretero dieciochesco.
En la actualidad, la calle que se inicia después del mismo hacia el sur se denomina “Avenida Puente de Carlos III”, insistiendo en el error; quizás, quiera referirse a que la misma se hizo ya en tiempo de este monarca, con lo que sobraría la palabra “puente”. Se concluye, sería mejor denominar a esta estructura referenciándola al momento de su construcción, como “Puente del Camino Real”, al cual debe Reinosa el extraordinario desarrollo que tuvo a partir de su finalización. A los lectores interesados en profundizar en la historia de este puente les recomiendo el magnífico estudio que hace del mismo Jesús Allende en Cuadernos de Campoo no 46 de 2006.
Patrimonio de las obras públicas en Cantabria: https://bit.ly/3nuhd4m
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